jueves, 23 de diciembre de 2010

"Haber estado un tiempo fuera del equipo me sirvió para darme cuenta que no podía bajar los brazos"



Se trata de un jugador inteligente. Entiéndase por tal concepto, alguien que tiene visión de juego, que no sólo tiene puestos los ojos en lo que está pasando por su hábitat, sino que puede ver o estar atento a lo que está sucediendo en otros sectores del campo juego. Es todavía un muchacho, pero en las últimas presentaciones, parece que quiere dejar de serlo. Nahuel Chacón, de verba corta pero precisa, dejó estas reflexiones -luego del muy buen partido que tuvo frente a Acassuso- acerca de su vuelta a la continuidad en el primer equipo del Deportivo Morón, luego de un tiempo en el que no pudo mostrar sus virtudes: “En el fútbol nadie tiene toda la razón. Creo que la perseverancia, haber estado un buen tiempo afuera del equipo me sirvió para darme cuenta que no podía bajar los brazos y seguir dándole para adelante”. Y vaya si no los bajó. Los levantó como nunca, para saludarse con sus compañeros luego de haber tirado el centro del gol de la victoria, para recibir el cálido y merecido aplauso una vez terminado el encuentro por la importante tarea que realizó en los últimos partidos en que jugó. Precisamente, en el último partido del “gallo” de este año, cuando hizo su ingreso desde el banco de los suplentes en reemplazo de Rocchi, lo vimos vital, decisivo, desequilibrante. Intervino en las tres jugadas de gol que tuvo su equipo en el complemento: “Por suerte tuve intervención en las jugadas del ST en las que creamos peligro y bueno, lo importante es que por más que haga la jugada yo u otro, el equipo gane y sumemos de a tres”. En la primera, le puso la pelota en la cabeza a Damián que en la puerta del área chica la mandó por sobre el travesaño: “En el primer centro –que cabeceó Damián- vi que entraban dos delanteros nuestros y la idea era ponerla entre el arquero y los defensores de ellos, para el que viniera a la carrera, salió bien pero “Dami” se la llevó por delante y no pudo entrar”, en la segunda jugada, eligió el camino que Iñiguez le marcó para enviar el centro rasante que derivó en el gol del triunfo: “En la jugada del gol no venía cómodo para levantarla, tenía la marca muy pegada y además estaba muy cerca del área, entonces si la levantaba se me iba a ir muy al segundo palo, por eso decidí tirarla al rastrón”. Luego tuvo una, en la que, perdiendo la timidez, no se la dio a Akerman y definió él: “Amagué un par de veces, justo me pasó Damián por atrás y no me decidía, por eso seguía amagando, y cuando decidí encarar yo, le pegué y luego me arrepentí porque le tenía que haber pegado al segundo palo. Lamentablemente, el arquero me la tapó bien y la mandó al corner”. Ojalá esté naciendo un gran jugador. Terminó el año en alza, con las alforjas llenas de expectativas en este viaje tan ida que es su carrera futbolística.

Martin Capaccio.

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