martes, 11 de noviembre de 2008

PUNTO MUERTO

En una noche enrarecida, Morón empató sin goles frente a Acassuso en el Urbano. La igualdad cayó mal entre los hinchas y hubo algunos cuestionamientos.

La cuestión son las expectativas, los deseos, las esperanzas. Y el gallito tenía la oportunidad de satisfacerlos en una noche, en 90 y pico de minutos. Si Morón ganaba, se subía a la cima del torneo. Situación que se viene repitiendo desde hace un par de fechas cuando jugó contra S. Italiano, y empató, o cuando enfrentó a Brown de Adrogué el anterior partido, y perdió... Por eso el lunes se imponía ganar, para que no ocurriera lo del final; Pero todavía falta, entonces... Morón empezó el partido con esa incomodidad en el cuerpo, como si quisiera ponerse a la fuerza la ropa de puntero, y no le entrara. Salvo algún centro aislado, no merodeó la zona del buen arquero del equipo de Boulogne. Y Acassuso se dio cuenta, porque no sólo era un equipo que esperaba bien parado atrás, sino que además se animó a llevar algo de peligro al arco bien defendido por Ezquerra, utilizando con acierto la cancha de arriba. Pero en los 15’ finales del P.T. el gallito salió de esa letanía y empezó a escalar la pendiente que lo podía depositar en el primer lugar. De a poco, Casado fue poniendo primera, Porcel y Vaccaría se arrimaban, y Vega comenzaba a encenderse para que Morón pudiera acelerar. Y así se fue el P.T., con un equipo con algunas dudas en el fondo en la faz aérea, y esa sensación que la punta estaba cada vez más cerca, sobretodo cuando en el último minuto Akerman lo tuvo mano a mano tras un rebote, y ganó el arquero visitante. A esa altura parecía que ya estaba, que de un momento a otro se venía el gol, que el gallito estaba a pasitos de la punta, pero todavía faltaba, entonces... Lo mejor había pasado, Casado ya no era el embriague para meter un cambio de ritmo o juntarse con algún compañero, Porcel ya no tenía la fuerza que se necesita para ir en ascenso, De Muner estaba inoportunamente impreciso, Vaccaría retrocedía mucho para luego avanzar poco y Damián, que había tenido la posibilidad de la punta en la punta misma de su botín, andaba apagado. Así, salvo Vega que se multiplicaba por la punta derecha y avanzaba a otra velocidad, el equipo que había estado casi acariciando la cima, ahora veía cómo de a poco se le iba alejando con el horizonte, con esa sensación de impotencia de andar en vano, de acercarse para no llegar jamás... Es que el quemero se paró bien atrás y no sufrió grandes sobresaltos para llevarse un punto vivo, que lo mantiene a flote. Punto muerto, en cambio, se lleva el gallito si la discusión entre un sector de la platea local y algún jugador provoca la escisión de la gente con el equipo; porque Morón no jugó bien y el empate fue justo, pero el punto no alcanza, y dadas las circunstancias resta más de lo que suma. Punto muerto, porque quedó ahí, a un punto de la cima, a un punto de la rabia y el enojo de la gente, y a un punto del aplauso y el reconocimiento...Tan lejos y tan cerca estuvo y está el gallo de la punta, pero todavía falta...
Martín Capaccio

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